Hola!
Feliz lunes a tod@s! Hoy quiero acercaros a una perspectiva un poco diferente respecto a la concepción y el significado que le damos a las prendas que vestimos cada día. Se trata de repensar en cierto modo la forma en que utilizamos las prendas, siendo conscientes de todo lo que ellas conllevan. Estamos acostumbrados a comprar infinidad de prendas que aunque no nos hacen falta, llenan nuestro armario cada temporada. Una gran parte de ellas, y creo que muchos coincidiréis conmigo, solo las usaremos varias veces. La consecuencia directa de esto es, evidentemente, el gasto de dinero inútil que ello supone, pero la realmente importante se sitúa justo en la otra punta del proceso de producción y venta de esa prenda, hablamos por ejemplo de sus costes sociales en otros países o la carga medioambiental que supone su mera producción.
Así que hoy quería traeros en este post un poco de conciencia respecto a lo que llevamos puesto y lanzar una pregunta tan simple como ¿Qué significado tiene para ti la ropa que vistes hoy? para recapacitar un poco sobre lo que hoy llevamos puesto y cómo ha llegado a nosotros. Todos tenemos prendas de ropa a las que les tenemos un cariño especial porque han compartido con nosotros los momentos decisivos en un examen, porque nos han dado seguridad para tomar determinadas decisiones, porque han formado parte de momentos muy especiales en nuestras vidas, etc. Y es en ese mismo momento cuando esas prendas de ropa pasan a formar parte de nuestra vida e intentamos llevarlas año tras año sin importarnos tanto la moda de esa temporada. Pero, la realidad es que en la actualidad esto ocurre cada vez menos, y nos desligamos completamente de ese valor añadido acostumbrándonos a llenar nuestro armario de infinidad de prendas de ropa cada temporada para ir a la última, siguiendo los dictados de la moda cuya fecha de caducidad se plantea a 6 meses vista.
La consecuencia directa de esta compra-venta excesiva de ropa, que en realidad no necesitamos, es que sin darnos cuenta estamos haciendo que muchas situaciones negativas en otros lugares del mundo se continúen reproduciendo. Cuando compramos una camiseta a 5 euros, no nos paramos a pensar en lo que realmente supone ese precio (explotación laboral en otros países, uso de tóxicos en su proceso de teñido, impacto medioambiental, etc.) porque nos resulta demasiado incómodo y nos podría hacer sentir culpables, y eso es, a todas luces, lo que nuestra querida Sociedad del Consumo quiere evitar a toda costa. En realidad no se trata de dejar de comprar ropa, pero sí de hacerlo de una forma más responsable y siempre valorando primero las posibilidades que podemos tener antes de realizar esa compra, por ejemplo realizar trueques o darle un nuevo toque con tu creatividad. En definitiva, buscarle una nueva vida a esa prenda antes de tirarla y valorar la necesidad real de comprar más ropa.
En este sentido, quiero resaltar a una personalidad en el mundo de la moda ecológica: Kate Fletcher. Ella es profesora de sostenibilidad en el London College of Fashion y co-secretaria del Grupo Parlamentario sobre Moda y Sostenibilidad en la Cámara de los Lores. Ha escrito varios libros de referencia en el campo de la moda ecológica y uno de los pilares de sus planteamientos se centra en analizar como la sociedad consumista nos ha llevado a comprar y comprar aunque lo que tengamos en casa esté en perfecto estado y a plantear nuevas formas de actuación posibles para empezar a pensar más y valorar aquello que llevamos puesto. Así surgió su proyecto Local Wisdom, en 2009, donde fotógrafos y diseñadores de todo el mundo aportan imágenes mostrando cómo la gente descubre nuevas formas y posibilidades de usar la ropa que ya tiene. Escuchándola el otro día en una de sus conferencias, comprendí realmente que lo que yo había estado haciendo hasta ahora era responder a unos estímulos netamente consumistas comprándome cada temporada prendas nuevas sin que las anteriores estuvieran realmente deterioradas. Y es aquí cuando me dí cuenta de que debía compartir con vosotros esta visión de lo que la moda debería ser y no es. Porque en realidad, cuando abrimos los ojos frente a una realidad al principio es incómodo, pero luego es increíble la cantidad de posibilidades que se abren ante nosotros. Están ahí, solo hay que querer ir a por ellas.
Feliz semana a tod@s!
Sed Felices! 🙂
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