Hoy comparto contigo los 10 hábitos que durante 3 años me han servido para llenar mi vida de felicidad y bienestar
Cuántas veces nos habremos sorprendido a nosotros mismos pensando en planes y objetivos futuros, llenando nuestros días de mil tareas “importantes” que no pueden esperar y que ni siquiera disfrutamos realmente. Vivimos conectados continuamente al futuro, a lo que será y aún ni siquiera existe.
Y es muy cierto que necesitamos que esto sea así en cierta medida porque nos da la guía de hacia donde queremos dirigir nuestra vida trazando nuestro camino poco a poco…
¿Pero no va la cosa justamente de eso?¿de trazar el camino?
En general solemos olvidarlo focalizando sólo en lo que vendrá mañana, la semana que viene o el próximo año…y dejamos de sentir, apreciar y, en definitiva, de vivir el AHORA.
Desde hace ahora casi 3 años empecé a hacer un cambio en mi vida, junto con mi pareja. Decidimos que queríamos ver la vida de otra manera, diferente a como nos la habían enseñado hasta ese momento y empezamos a incluir en nuestro día a día ciertos hábitos que hoy quiero compartir contigo.
Mentiría si dijera que durante todo este tiempo no han habido momentos más complicados en los que mantener una filosofía y estilo de vida más slow ha sido difícil. Pero la verdad, es que aunque hemos tenido esos pequeños baches, siempre hemos ido manteniendo unas rutinas básicas que nos han reportado, y nos siguen reportando tanta felicidad.
Por ello, hoy quiero compartirlas contigo para que como nosotros puedas aplicar aquellas que tengan más sentido para ti y puedan ayudarte en un cambio hacia una vida más slow y feliz.
Espero de corazón que te sirvan tanto como a nosotros.
Aquí van:
1. Levántate por la mañana, sonríe al mirarte al espejo aunque tengas legañas, estés despeinada, con ojeras, etc. y da gracias por todo lo que eres y tienes en la vida. Valorarnos más allá de lo que somos físicamente y sentirnos agradecidos por las pequeñas cosas que tenemos nos hace ser más conscientes de la felicidad y nos ayuda a saber disfrutarla día a día.
2. Haz varios estiramientos (3-4 minutos) concentrándote en tu respiración e intentando no pensar en nada más. Funciona muy bien hacer varias respiraciones profundas de estómago. Este tipo de respiración es innata en los seres humanos, por ello si observas a un bebé respirar, verás cómo su barriguita sube y baja cuando duerme.
A los adultos nos pasa igual cuando dormimos, porque es la forma más sana que tiene nuestro cuerpo de oxigenarse. Sin embargo, durante el día tendemos a utilizar sólo los pulmones. Practicar conscientemente respiraciones de estómago te ayudarán muchísimo a tranquilizarte en momentos de ansiedad, además de llenarte de energía y bienestar.
3. Desayunar un licuado verde y un buen plato de quinoa con tomate, aguacate y chía para empezar el día con mucha energía. Los licuados con diferentes vegetales (por ejemplo, zanahoria, remolacha, apio, jengibre, espinacas, etc.) son muy saludables porque puedes juntar varios alimentos y obtener de ellos todas sus propiedades en estado totalmente crudo.
La quinoa, por su parte posee un alto contenido en minerales esenciales, proteínas, grasas insaturadas, etc. además de ser muy fácil de digerir y saciar mucho.
4. Encontrar aquello que realmente te motiva en la vida. Para ello, una de las primeras cosas que hay que hacer es salir de tu zona de confort y soñar. Soñar a lo grande y sin límites. Elimina las barreras de la razón y encontrarás aquello que realmente te apasiona. Es una labor de introspección compleja, pero muy gratificante cuando descubres que hay muchas cosas que te gustan o que te gustarían hacer y que, sin embargo, no te habías parado a pensar nunca.
5. Ponte metas y objetivos, pero que no se conviertan en el centro de tu vida. Que sean más bien tu guía. Para ello te propongo que pongas tus ideas por escrito y establezcas el tiempo en el que crees que podrías realizarlas (a 1 año, 5 años y 10 años vista).
Convierte esas ideas en objetivos SMART (es decir, con objetivos que sean específicos, medibles, alcanzables, relevantes y con una fecha límite para su ejecución). Es importante intentar no poner demasiados objetivos. Como casi todo en la vida, el arte está en saber simplificar y decidirte por aquello que realmente tiene sentido para ti y para tu vida. Revisa esos objetivos una vez a la semana o al menos una vez cada 15 días para tener claro cuál es la dirección en la que quieres ir e ir modificándolos si es necesario.
6. Consume menos y comparte más. Además de contribuir a un mundo mejor, descubres que las experiencias más gratificantes de la vida, no suelen venir de la mano de cosas que puedas comprar, sino de momentos que puedas compartir con la gente que quieres y te hace sentir bien.
7. Come saludable. Elimina aquellos alimentos que te hacen sentir pesada, los azúcares, los alimentos procesados, etc. Intenta consumir en tu dieta cerca del 80% de alimentos que provengan de la naturaleza (frutas, verduras, semillas, granos, etc.) y lo menos cocinados posible. Si pueden ser ecológicos mucho mejor.
8. Muévete. Haz ejercicio al menos 3 días a la semana durante 40 minutos o 1 hora. Por ejemplo, un ejercicio muy sano es correr porque estimula el sistema linfático mejorando la circulación. Algo que viene realmente bien si pasas muchas horas en una silla. Además, es un ejercicio para practicar al aire libre, es completamente gratis y si mientras corres escuchas tus canciones favoritas para motivarte…te aseguro que te engancharás.
9. Medita una vez al día durante unos minutos. Confieso, que esto es lo que suele costar más de hacer. Sin embargo, es muy importante para vaciar la mente y llenarte de energía para continuar el día. La meditación no es fácil de practicar. Conseguir dejar la mente en blanco es realmente difícil. Sin embargo, el simple hecho de empezar a ser consciente durante los minutos que realizas la meditación, de cómo funciona tu cerebro, cómo vienen y van tus pensamientos, su frecuencia, etc. te ayudará mucho en momentos de tensión o ansiedad provocados por pensamientos negativos.
10. Realizar yoga o pilates. Son dos tipos de ejercicio que te ayudarán a conectar tu mente y tu cuerpo, mejorar tus respiraciones y tu capacidad de concentración, la postura de tu cuerpo, y en definitiva, a alcanzar la armonía necesaria para para conseguir tener una mente sana y un cuerpo sano.
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