Si fuésemos conscientes del proceso por el que ha pasado nuestro pijama, o nuestras prendas más íntimas, preferiríamos ir desnudos. ¿Cuántos productos químicos o tóxicos contiene tu ropa? ¿Por qué tenemos alergias a algunos tejidos?…
Salir a la calle en estos días de invierno, subirse la bufanda hasta la nariz, y sentirnos protegidos del frío. Qué sensación tan placentera, ¿verdad? Sobre todo, cuando ese escudo protector del frío a través del que preferimos respirar es libre de químicos tóxicos.
Como muchos sabréis, por experiencia propia o algún conocido, cada día es más común encontrarnos con intolerancias a muchas cosas. Y concretamente, la intolerancia a determinados tejidos es uno de los principales problemas a los que la ropa ecológica puede dar respuesta. No es el tejido en sí en el que no se tolera en estos casos, sino los productos químicos con los que ha sido tratado. Pero, ¿por qué sucede esto? ¿por qué nuestra ropa lleva químicos?
Desde que un material es producido, como por ejemplo, el algodón, éste es rociado con multitud de pesticidas, manipulado en diferentes procesos, e incluso tratado con químicos muy agresivos a la hora de tintar el tejido u otorgarle ese aspecto de desgastado que tanto vemos hoy en día en prendas vaqueras. Todo este proceso de maltrato (ya no sólo al tejido, sino al medio ambiente y a las personas que se exponen a diario a estas labores) no desaparece de nuestras prendas en un lavado, ni en dos, ni en tres… Y lo peor: convive con nuestra piel; Nos destiñe, entra en contacto con nuestro sudor y con nuestras partes más íntimas.
Cada piel es un mundo, y no todas soportan este contacto tóxico a diario. Desde dermatitis, hasta sensibilidad química múltiple, son muchas las manifestaciones que nuestro cuerpo puede llevar a cabo como indicador de que algo le está afectando. Es posible que en alguna ocasión hayas desarrollado una pequeña dermatitis en alguna zona del cuerpo y ni te planteaste que pudiera haber sido reacción a un tejido, pero ésto es más común de lo que pensamos. Un producto sintético o artificial no permite que nuestra piel transpire, y puede dar como resultado un problema cutáneo (que con fortuna desaparece si dejamos de exponernos a ese tipo de tejido o prenda).
Pero por suerte, la ropa puede existir sin necesidad de productos químicos que pongan en riesgo el medio ambiente, la salud de los trabajadores y tu propia piel: ropa ecológica o sostenible.
La importancia de conocer el proceso por el que ha pasado nuestra prenda es primordial para determinar si ésta es apta o no para nuestra piel. Y es por eso que cada vez son más los consumidores que prueban la calidad de las prendas ecológicas y terminan por rechazar aquellas que no lo son.
Para detectar si una prenda es o no ecológica, y por tanto, si puede dañar tu piel, se han elaborado certificados ambientales y ecológicos que avalan que la prenda ha sido realizada con fibras naturales o recicladas procesadas en ausencia de productos químicos o tóxicos (o un empleo mínimo de los mismos).
Lana de merino como materia prima para elaborar un tejido, o técnicas de tintado elaboradas a la sal, son algunas de las alternativas que la moda sostenible propone para ponerle freno a los problemas de la piel.
Y ahora sí… ¡Qué confortable es resguardar nuestra nariz del frío en una prenda segura para nuestra salud!
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