Una reflexión sobre la moda sostenible y el camino hacia una industria textil con mejores prácticas sociales y medioambientales.
Antiguamente, por todos es sabido que nuestras madres y abuelas tejían con sus propias manos la ropa de toda la familia. Se apreciaba el valor de las cosas, se buscaba la calidad, y se elaboraban prendas que durasen casi para toda una vida…
Pero, ¿y a día de hoy? ¿Quién fabrica nuestras prendas? ¿Y con qué calidad? Cada vez es más conocido el espeluznante movimiento que hay detrás de nuestras marcas favoritas, su impacto en el medio ambiente y la durabilidad de las prendas.
Aunque aparentemente sea imposible frenar el ritmo de consumo actual al que estamos acostumbrados (nuestras abuelas se escandalizarían si vieran nuestros armarios…), son ya muchos los proyectos que están deseando ser escuchados y apoyados por la sociedad de modo que se puedan volver a inculcar esos valores éticos que se han ido desaprendiendo poco a poco. Pero para que esta necesidad de cambio sea entendida y apoyada, es importante conocer el impacto de nuestras acciones. Es por ello que hoy queremos acercaros un primer enfoque sobre la moda sostenible y cómo ésta se ha ido haciendo hueco entre una moda de rápido consumo, o fast fashion.
Contaminación del agua de los ríos en China debido a los vertidos de las fábricas textiles
Tirando de manual (“Moda ética para un futuro sostenible” de Elena Salcedo) podríamos encuadrar en la moda sostenible aquellas iniciativas que permiten que las empresas puedan seguir realizando sus labores de subsistencia (teniendo en cuenta la escasez de recursos de los que actualmente se dispone), y de garantía de igualdad y justicia social, siempre teniendo en cuenta una serie de buenas prácticas sociales y medioambientales.
Todo esto que aparentemente es labor de empresas, implica en última instancia a los consumidores los cuales tenemos el deber de informarnos sobre si las prendas que actualmente adquirimos tienen en cuenta esta intención de impactar menos al medio ambiente.
Hoy en día, y tal y como la cultura de moda nos ha sido implantada, resulta difícil pararse a pensar si lo que llevamos precisamente en este mismo instante responde o no a las reglas establecidas por una moda más ecológica y slow. Por norma general, os adelantamos que es posible que no sea así; pero no es momento de buscar culpables más allá del mero desconocimiento.
Queda mucho camino por recorrer aún en esta dirección; queda mucho que aprender y sabemos que el proceso no es fácil. Pero lo que sí sabemos, es que se puede, y que la calidad siempre termina por ganar la batalla a la obsolescencia programada que tanto nos persigue.
Desde The Circular Project, ¡te animamos al cambio!
Leave A Comment